ES NECESARIA UNA MODERNIZACION

Artículo de OSKAR LAFONTAINE en "El País" del 1-11-98

El mercado necesita un marco políticamente reglamentado. Los mismos principios de los modelos de "mercado social" y "mercado ecológico" que se aplican en el marco nacional deberían aplicarse en las relaciones económicas internacionales. Es decir, un sistema de libre mercado regulado de acuerdo con la responsabilidad social y medioambiental. Mi defensa de una cooperación internacional no es una utopía. Hace unos años, el mercado único europeo también parecía un sueño irrealizable.

Las condiciones económicas básicas para la cooperación ya existen, dado que la corriente de comercio e inversión internacionales, que constituye la esencia de la globalización, se concentra en la denominada tríada: países europeos, EE UU y Canadá y Japón. Las bases institucionales necesarias también existen ya: la UE, el G-7, la OCDE, el FMI y la OMC.

La cooperación internacional debe centrarse en siete objetivos de política económica:

-Estabilización de los tipos de cambio. No cabe duda de que la alta volatilidad de las relaciones monetarias dificulta el reparto del trabajo a nivel internacional y causa pérdidas considerables de prosperidad. Hay que hacer, pues, todo lo posible por estabilizar las monedas.

-Una política sobre tipos de interés orientada hacia la estabilidad y relacionada con el crecimiento. Unos tipos de interés bajos son una condición básica para que haya más inversión y aumente el empleo. Los bancos centrales de EEUU, Japón y Europa deben reducir, en estrecha colaboración, los tipos de interés.

-Políticas presupuestarias basadas en el empleo. Es necesario realizar un gran esfuerzo para reducir los déficit estructurales del Estado. Pero, entretanto, se debe evitar ralentizar el crecimiento. Es de particular importancia fomentar el aumento de la inversión y las innovaciones como condición básica para un crecimiento nuevo y dinámico que permita una reestructuración eficaz de los presupuestos públicos.

-Una política fiscal armonizada. Según un informe redactado por la Comisión de la UE en abril de 1996, la carrera internacional por reducir los impuestos a las empresas termina haciendo recaer las cargas fiscales sobre los trabajadores, lo que debilita el poder adquisitivo, lo que lleva a la disminución de la demanda interna, al aumento del desempleo, al incremento de la deuda nacional y a la disminución de la inversión. Esto reduce adicionalmente la capacidad para crear puestos de trabajo e incrementa la carga del sistema de seguridad social en la deuda nacional.

Por ello, la UE ha propuesto una unión fiscal con tipos de interés mínimos para Europa, que deben fijarse de tal suerte que las empresas, a modo de "colchón de seguridad", contribuyan suficientemente a financiar los servicios públicos.

-Política conjunta sobre tecnología. Las nuevas tecnologías generan nuevo crecimiento, nuevos mercados y nuevos empleos. Facilitan, pues, el cambio estructural. Pero los costes de investigación y desarrollo exceden a menudo de las posibilidades de cada país. Un buen ejemplo es la tecnología aeroespacial. Habría que aunar la capacidad tecnológica de cada país, de los organismos de investigación y de las empresas.

-Una carta social internacional. En todo el mundo deben respetarse los derechos humanos fundamentales y las disposiciones elementales de seguridad para los trabajadores. La iniciativa del Gobierno de EE UU a favor del establecimiento de unos niveles sociales mínimos merece apoyo. Washington ha presentado ante la OMC unos derechos sociales esenciales: la libertad de asociación, el derecho a organizarse y a negociar de manera colectiva, la prohibición del trabajo forzado, la eliminación de la explotación infantil y la no discriminación en el empleo. Dentro de la UE es necesario llevar a cabo la unión social. Al igual que la unión monetaria, se debe poner en práctica una unión social que complete el Mercado Único Europeo.

-Medidas concertadas contra la destrucción del medio ambiente en todo el mundo. El peligro para el medio ambiente mundial se puede combatir mejor con medios internacionales. Una forma de realizarlo es que los países industrializados pongan en marcha de manera conjunta una reestructuración del sistema fiscal y arancelario que favorezca al medio ambiente. El aumento de los impuestos para el uso de un sistema de energía perjudicial para el medio ambiente fomenta el desarrollo por parte del mercado de nuevas tecnologías de ahorro de energía y protección del medio ambiente.

En una era de galvanización hay que modernizar el concepto de socialdemocracias. Ni el proteccionismo trasnochado ni la vuelta a la nacionalización son una solución. La justicia social a través de la cooperación internacional es lo único que ofrece prosperidad y seguridad al ciudadano medio en una economía globalizada.

Oskar Lafontaine es ministro de Finanzas alemán y presidente del PSD.