ENTREVISTA A CAROD-ROVIRA EN "ABC" DEL 9-11-99

El formateo y subrayado es mio (L. B.-B.)

«Queremos transformar Cataluña en un Estado libre asociado a la Corona»

 

BARCELONA. Jaume Clotet

Cuando Josep Lluís Carod-Rovira tomó las riendas de ERC, tras la escisión de Angel Colom y Pilar Rahola, se obsesionó con una idea: acabar con la imagen frívola que en los últimos tiempos proyectaba la histórica formación.

Tres años después, Carod es el político más cotizado y codiciado por Jordi Pujol, que está dispuesto a firmar un acuerdo parlamentario con Esquerra a cambio de su apoyo o abstención en la sesión de investidura. El líder republicano se muestra escéptico después de que CiU pactara con el PP la configuración de la Mesa del Parlament. No obstante, por si alguien quiere tomar nota, deja constancia de su proyecto: «Transformar Cataluña en un estado libre asociado a la Corona».

Tras la votación de la Mesa del Parlament, consensuada entre CiU y PP, que ha permitido el acceso a la presidencia de la Cámara al democristiano Joan Rigol, ¿es posible todavía un pacto entre ERC y CiU para la investidura de Pujol como pretende la coalición nacionalista?

- Sin duda es un mal presagio de cómo pueden ir las cosas a partir de este momento. No ha habido pacto institucional de ninguna clase y CiU ha regalado una vicepresidencia al PP a cambio de nada, con lo que ha eliminado cualquier atisbo de credibilidad. No hemos dicho que no queramos hablar con CiU, pero de entrada nos tienen que asegurar que no es para volver a fastidiarnos. Pero, después de lo que pasó en la constitución del Parlament no sé con qué conciencia pueden pensar en plantearnos un acuerdo de investidura.

- A ustedes no les quedó más remedio que votar al candidato socialista a la presidencia del Parlament para que el PSC, a cambio, les permitiera obtener una secretaría en la Mesa.

- Sí. Nosotros, ante la constancia de un acuerdo entre convergentes y populares, hicimos un ejercicio de responsabilidad política y autodefensa de nuestros intereses y pactamos un intercambio de votos con el PSC para lograr representación. Lo contrario hubiera supuesto que una fuerza empatada a 12 escaños con el PP se hubiera quedado fuera de la Mesa del Parlament, una situación que sería muy poco democrática. Incluso durante nuestros contactos con CiU para pactar la Mesa del Parlament jamás se pensó en privar al PP de presencia en la misma, porque debe ser un reflejo de lo que significa la pluralidad de la sociedad.

EL FUTURO DE MARAGALL

- ¿CiU ha estafado a ERC?

- Convergència ha jugado con nosotros y pretende hacerlo también en el futuro. Pero ERC tiene capacidad suficiente de reacción. Con la elección de la Mesa del Parlament, tanto CiU como el PSC nos han hecho pagar nuestra independencia política. Lo cierto es que en ERC hay un profundo malestar en estos momentos.

- Sin embargo, ¿es todavía posible una abstención en la investidura de Pujol?

- Ni Pujol es nuestro candidato ni el programa de CiU es el nuestro, por lo que nuestra posición de partida es el «no» a la investidura de Pujol. Si me pregunta si hay motivos que puedan hacer bascular este «no» hacia la abstención, le diré que honradamente no sé cuales pueden ser.

- Ustedes denuncian que existe un pacto explícito entre CiU y el PP para asegurar la presidencia a Pujol.

- Es evidente que hay un pacto de apoyo mutuo, aunque CiU es suficientemente inteligente como para saber que la gente no entendería un hipotético gobierno nacionalista que incluyera la presencia de consejeros del PP, que casualmente es el mismo partido que recurre desde Madrid leyes como la de las selecciones deportivas, impulsada por los convergentes. Así, es más lógico pensar en un apoyo externo del PP, al menos hasta las generales. Es muy triste que la política catalana dependa en tanta medida de lo que sucede en Madrid.

- Maragall ha anunciado que hará todo lo posible para que la legislatura sea lo más corta posible. ¿Cree que el próximo gobierno será tan débil como algunos vaticinan?

- Lo cierto es que la mayoría del bloque formado por CiU y PP es sólo del 51 por ciento frente al 49 por ciento. Esta situación supone que algunas votaciones en el Parlament se pueden perder si falla uno solo de los diputados convergentes. La situación es muy frágil y puede que el Govern aguante, pero habrá inestabilidad durante toda la legislatura.

- ¿Qué puede pasar si el PSOE gana las elecciones?

- Creo que los socialistas pueden obtener un buen resultado, no tanto por su capacidad política como por el desastre de Izquierda Unida (IU) o los votos que Mario Conde pueda arañarle al PP. Hay que tener en cuenta que existen dos millones de votos en manos de IU, muchos de los cuales irán sin duda a manos socialistas. Si este escenario llega a ser una realidad y el PSOE necesita a CiU para gobernar, Maragall y su PSC quedarían aquí completamente descolocados. El PSOE no dudaría en «quemar» la figura de Maragall a cambio de gobernar en la Moncloa.

- Durante la campaña, ERC mantuvo una equidistancia entre CiU y el PSC. ¿Esta estrategia no ha dañado la posibilidad de pactar con unos u otros?

- Prefiero hablar de independencia antes que equidistancia. Hay que romper la constante imagen de polarización entre los convergentes y los nacionalistas, y la única fuerza que ha resistido heroicamente el embate, con el agravante de una profunda escisión sufrida en la pasada legislatura, ha sido ERC. El PP ha perdido cinco escaños, mientras que IC-V se ha hundido electoralmente. En esta situación, el PP no tiene margen de maniobra sin contar con CiU y lo mismo le sucede a Iniciativa con los socialistas. En cambio, nosotros somos libres.

CONSEJEROS REPUBLICANOS

- ¿El gran momento de ERC llegará con las elecciones del 2003?

- Nuestro partido, a diferencia de otros, tiene memoria histórica y perspectiva de futuro. Somos la única izquierda que ha gobernado el país y hemos tenido cuatro de los cinco presidentes de la Generalitat desde la reinstauración de la República. CiU, por el contrario, es sólo un invento construido para superar la transición, con un líder sólido como Pujol. Es cierto que este modelo, muy pactista, encajaba con la manera de pensar de la sociedad catalana de entonces. Pero ese proceso ha terminado, y no cabe la menor duda que en el año 2003 estaremos en el gobierno de la Generalitat.

- Dada la juventud de la militancia republicana y el coste de la escisión, estar cuatro años más en la oposición ¿les permitirían consolidarse como partido sin presiones añadidas?

- En los últimos años hemos logrado cambiar nuestra imagen de partido agitador. Hemos pasado de buscar en voto con el único anzuelo del independentismo a tener una base electoral muy politizada. Hemos apostado por el rigor y la formalidad de nuestras propuestas políticas. Hace un par de años, era inimaginable que ERC pudiera comenzar la campaña electoral con actos políticos con 300 intelectuales o con 600 sindicalistas. Ahora, en cambio, esa es la realidad del partido. Hemos desbordado el espacio estrecho y clásico de la izquierda independentista para convertirnos en una gran fuerza progresista y catalanista de amplias fronteras.

- ¿ERC es un partido maduro capaz de asumir responsabilidades de gobierno?

- Por supuesto. Somos la tercera fuerza municipal, con 48 alcaldías y presencia en las cuatro diputaciones, algo que sólo tienen también CiU y PSC. Tenemos gente preparada para asumir tareas de gobierno. Además, y si me lo permite, le diré que existen métodos científicamente demostrables que prueban que nuestros consejeros serían mejores que algunos convergentes que hemos sufrido estos últimos años.

- ¿Tiene ERC un proyecto concreto de tipo confederal o la independencia es un objetivo irrenunciable?

- El partido es, como ya éramos en los años treinta, una formación soberanista de izquierdas. Pero también somos realistas, y no creemos que Cataluña pueda pasar por arte de magia del Estatuto de Autonomía a la independencia. Nuestro horizonte real es una Cataluña soberana que sea tan independiente como sea posible en el marco de la Unión Europea. Por esta razón, no somos nosotros quienes debemos definir el modelo, sino que nos definiremos en función de los demás. La posibilidad de ser independientes dentro de diez años dependerá en buena medida de la capacidad de tratar nuestros propios asuntos directamente con Bruselas. ¿Con qué argumentos políticos puede defenderse que Luxemburgo sea miembro de la UE, e incluso pueda presidirla durante seis meses, y negarle ese mismo derecho a Cataluña?

- ¿Cree que el resto de España puede aceptar esta propuesta?

- La concepción actual española del Estado es anacrónica. Quizás con la segunda República se perdió la última oportunidad de concebir un modelo distinto, confederal y moderno, ocasión que ya no se repetirá. Mientras sea más fácil estudiar catalán en una universidad alemana o norteamericana que en una castellana, ¿qué interés podemos nosotros tener por España?

LA SITUACIÓN VASCA

- ¿Cómo pretende ERC alcanzar este objetivo?

- Lo haremos mediante la superación de fases progresivas. Nuestra propuesta para superar la actual fase es la transformación de Cataluña en un estado libre asociado a España con vinculación directa con el jefe del Estado, es decir, con la Corona. Esto supondría un salto adelante en profundidad, que se puede lograr con un trabajo unitario a nivel político catalán con todos los partidos. Madrid sólo respetará a Cataluña cuando ofrezcamos propuestas unitarias y mayoritarias, algo que tradicionalmente ha sucedido en el País Vasco, por ejemplo.

- ¿La sociedad catalana está menos politizada que la vasca?

- La sociedad catalana lo que necesita es un auténtica política nacional, lo que no quiere decir necesariamente nacionalista. Es decir, hay que ser capaces de poner en primer término lo que es de interés nacional y en segundo plano lo que es de interés partidista. La alta politización que existe en el País Vasco es fruto de una situación de conflicto que obliga a los ciudadanos a tomar partido. Euskadi es una de las zonas de Europa donde hay mayor afiliación en las formaciones políticas, lo que fomenta esta politización social. No creo que en Cataluña estemos menos politizados, pero lo que se necesita para atraer a los ciudadanos es una nueva generación de políticos que tengan una mayor amplitud de miras.