La Fe de los cristianos

           Queridos familiares y amigos de ...: Nos hemos reunido junto al cadáver de nuestro hermano, para darle nues­tro último adiós,  y lo hacemos aquí, en la Iglesia que un día le recibió y le en­gendró por el bautismo a la vida de Cristo.  Desde aquél día,  ... ha vivido, ha amado, ha trabajado, ha gozado y ha sufrido,  pero sobre todo ... ha creído.  Ha creído que por encima de todo pertenecía al Señor.  Y esa fe de ... es la que hoy celebramos.  La fe que es respuesta a la llamada de Dios. La fe que es acogida de la vida que Dios nos quiere dar.  La fe que es compromiso con la paz y justicia de este mundo, y la fe, finalmente que nos hace esperar en un mundo nuevo donde Dios lo será todo en todos.

         Algunas personas encuentran dificultades para creer en la Resurrección,  y realmente creer en la resurrección es difícil porque no hay ninguna evidencia fí­sica de ello.  Pero el camino de la fe, la posibilidad de llegar a creer en la resu­rrección va por otros derroteros.  Quizás el problema de estas personas que no creen o no quieren creer en la Resurrección es a la larga que no quieren compro­meterse con nada ni con nadie.    Porque para creer en la resurrección primero hay que acoger la llamada de Dios a colaborar con El en una manera concreta de construir el mundo y la sociedad; para creer en la resurrección primero hay que amar y haber experimentado que cuando uno ama de veras, cuando se ama gra­tuitamente sin esperar nada a cambio, dándose por entero, muriendo al propio egoísmo, entonces la vida surge a nuestro alrededor.   Porque la gran paradoja de la vida es que no se consigue reteniéndola, sino dándola a manos llenas, haciendo que otros vivan gracias a nuestra entrega generosa.  Y es ahí, cuando uno lo ha dado todo, cuando no queda más que un grito que se eleva al cielo, es ahí cuando sobre el desierto de nuestro corazón cae como lluvia generosa la esperanza y la fe en la resurrección.  Esta es la forma de vivir y de morir que nos enseñó Jesús, ésta es la forma de vivir y de morir que nos plenifica  como seres humanos y nos hace herederos de la vida eterna que Dios da a todos los que vi­ven o intentan vivir como su Hijo Jesucristo.  Y porque hemos conocido a Jesús, porque hemos experimentado en nuestra vida la muerte al egoísmo por amor a los demás, por todo eso, creemos en la Resurrección.

         Hoy y aquí, celebramos no la muerte de ... sino su nacimiento a la vida de Dios.  Y  pedimos que el Señor le acoja en su presencia, y que un día nos encontremos todos juntos.