LOS PIES, PANTALLAS DE INFORMACION.

Cuando hablamos de puntos reflejos en realidad nos estamos refiriendo a puntos reactivos, es decir, que sólo se manifiestan si hay un transtorno del órgano o estructura anatómica correspondiente.

Se trata pues, de avisos externos de trastornos internos, sólo patentes cuando éstos existen, no cuando los órganos están sanos.

En el caso de los pies, no sólo es posible detectar estos puntos mediante una exploración adecuada, sino que también existe la posibilidad de conseguir efectos terapéuticos masajeando (normalizando) estos puntos, de forma determinada.

El envio de información (dolor) hacia puntos o zonas de la superficie corporal hay que entenderlo como una necesidad del organismo, de una mayor y mejor intercomunicación, percepción y concienciación de su estado de salud.

En la fase evolutiva en que se encuentra el ser humano sólo percibimos o tenemos conciencia de forma espóntanea de una pequeña parte de todos los procesos de información existentes en nuestro cuerpo.

La exploración de las zonas reflejas de los pies, nos permite una mejor percepción de nuestro estado de salud y una nueva posibilidad de incidir sobre él de forma beneficiosa. Este hecho, debe enmarcarse, pues, dentro del progresivo perfeccionamiento biológico a que está sometida la especie humana.

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